La renovación interior representa para mí un principio fundamental de madurez y crecimiento. Las experiencias que nos presenta la vida tienen un propósito de aprendizaje que nos da la oportunidad de renovarnos en el sentido intelectual, emocional y espiritual, pero depende de nosotros tomar los aprendizajes de cada experiencia y hacer una introspección que nos permita descubrir nuestras áreas de oportunidad y trabajarlas para continuar creciendo y desarrollándonos.
De hecho, creo que la renovación interior tiene que realizarse todos los días como una especie de limpieza diaria para nuestro cuerpo, nuestra mente y nuestra alma. Cada día surgen situaciones que nos estresan de alguna manera, sobre todo en estos días, y se convierte en una necesidad recurrir a un trabajo interior frecuente y profundo para mantener nuestra paz interior y nuestro bienestar general.
¿Te imaginas lo que pasaría si no dedicaras tiempo a tu limpieza interior? Sería como dejar que la basura se acumulara en tu propia casa. Tenemos que sacar la basura con frecuencia para que no afecte nuestra salud y al ambiente agradable de nuestro hogar. Lo mismo tenemos que hacer con nuestro interior. Tenemos que sacar la basura que traemos dentro, llámese odio, rencor, amargura, tristeza, malos pensamientos, envidia, egoísmo, crítica o prejuicios. Tenemos que sacar esa basura antes de que nos contamine y nos haga daño.
Existen formas diversas de realizar esa limpieza. Comenzaré por proponerte algunas técnicas que me han servido en lo personal y que también utilizo como una práctica terapéutica con algunos pacientes. Cada quien encuentra sus propios medios de sanarse interiormente pero te invito a que pruebes estas dos técnicas que te ayudarán a “desempolvarte”:
La primera técnica consiste en escribir tus sentimientos y desahogarlos a través de la expresión de palabras que después podrás leer y escuchar de ti mismo. Te recomiendo que después de escribir aquello que te incomoda o te lastima, leas lo que escribiste en voz alta para que puedas escucharte. Después de este proceso, rompe y tira lo que escribiste y descansa.
La segunda técnica que te propongo es expresar perdón y agradecimiento aunque no lo sientas ni tengas ganas de hacerlo. Para cada evento desagradable y para cada persona que tengas que perdonar deberás decir: Lo siento, perdón, gracias, te amo. Esta maravillosa técnica limpia el alma de una manera sorprendente y te va renovando interiormente hasta convertir el odio en amor. Que no se te pase practicarla para que sientas sus efectos sanadores.
Te deseo una vida llena de paz interior.
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