Hay veces que una decisión que tomamos fue exitosa, y sin embargo quedamos inquietos, insatisfechos. Otra veces en cambio, la decisión no tuvo el resultado esperando y nos sentimos extrañamente felices. ¿Porque sucece esto?
No es lo mismo tomar decisiones buenas que tomar buenas decisiones.
Para el coaching el éxito no existe. El éxito es un juicio...y los juicios, ya lo vimos, pueden cambiar. Cambia de persona en persona, lo que es un exito para uno, no lo es para otro. Cambia en el tiempo, lo que antes fue un éxito hoy ya no lo es más.
Decimos que una decisión fue buena (fijense que hablamos en pasado), cuando se supone que logramos- con éxito- lo que queríamos. Es decir, la bondad de la decisión, su factor de éxito, es un juicio a posteriori. Despues de los hechos. Por lo tanto, por definición no podemos afirmar en el presente que nuestra decisión es buena. Desde el punto de vista del éxito, en lo que respecta a nuestras decisiones, estamos condenados a la duda. Es parte de nuestra angustia existencial...¿como puedo saber si estoy tomando una decisión buena ?
No podemos. Pero si podemos tomar "buenas decisiones".
La buenas-decisiones, a diferencia de las decisiones-buenas, no estan supeditadas a un juicio futuro de éxito, su poder no reside en indicadores externos de logro.
Una buena decisión tiene que ver con el proceso de la toma de decisiones, y no sólo con sus resultados. Una buena decisión es presente, se realiza en el ahora. El factor de éxito tiene que ver con el grado de unidad, armonia que provoca en quien la toma y, por consiguiente con el nivel de sustentabilidad de su decisión. Implica darse el tiempo, escucharse a si mismo, aceptar todos nuestros juicios, abrirse a todos los resultados, no dejarse presionar, ser consistentes y coherentes con lo que sentimos y pensamos, considerar a los otros, preguntar, no dar por supuesto nada, chequear, etc, etc.
Si respetamos el "debido proceso"- como se diria en jerga judicial-el resultado puede no ser exactamente lo que queriamos (o creiamos querer) pero nos puede dejar mucho más satisfechos. Esto es asi, porque una buena decisión pone su mirada en nuestros valores, en aquello que queremos mantener y respetar en nosotros y en los otros. Y esta mirada requiere necesariamente de un proceso bien realizado, antes que un resultado determinado.
Puede que nuestra intención fuera enseñarle a nuestro hijo (a) un comportamiento, o lograr un resultado con nuestro jefe y nos damos cuenta que fracasamos rotundamente. No obtuvimos el éxito esperado, sin embargo respetamos el debido proceso, hicimos lo que- despues de todo el proceso de deliberación- consideramos mas integro.
Pero el éxito es un juicio y los juicios cambian....Puede que mas temprano que tarde nos dimos cuenta que lo que nuestro hijo (a) aprendio finalmente de nosotros es a tomar "buenas decisiones" y que ese es el mayor éxito imaginable.
Y bueno, nuestro jefe ya no es mas nuestro jefe, porque nos dimos cuenta que ese no era el trabajo que queriamos...y ahora estamos felices. El fracaso se convirtió en un éxito, gracias a una buena decisión.
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